LAS PELEAS EN NADA NOS BENEFICIAN
“Sea vuestra palabra siempre con
gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a
cada uno”
Colosenses 4:6
Es normal que en todo matrimonio
hallan ciertas diferencias, ya que el convivir con una persona que se ha criado
de forma diferente a la tuya hará que ciertos hábitos de dicha persona no sean
quizá compatibles con lo que a ti te enseñaron.
Pero lo que si no es normal es
que las peleas sean diarias y por situaciones que muchas veces no
valen la pena.
Un dicho dice: “para pelear
se necesitan dos”, la pregunta seria: ¿Estas tu en la disposición de
pelear?, de eso se trata, hay cosas insignificantes en nuestro diario vivir
como pareja que quieren estorbar nuestra relación, y es ahí en donde
cada uno de nosotros debemos poner de nuestra parte para poder sobre llevarnos
el uno al otro, nadie es perfecto, es mas cada uno que conforman la pareja
tienen defectos diferentes o similares, pero el mismo amor que sintieron antes
de casarse es el que tiene que perdurar en la relación ahora de
casados.
¿POR QUÉ PELEAR HASTA POR LO
MÍNIMO?
Lastimosamente muchas veces la
pareja puede estar influenciada por lo que de niño vivió, es decir que si de
niño viste como tu padre le hablaba fuerte a tu madre como a una esclava quizá,
entonces muchas veces el hombre quiere inconscientemente imitar lo que en su
casa observo. Igualmente la mujer, muchas veces es influenciada por lo que vio de
niña, al ver que su madre peleaba por cualquier cosa con su padre, ahora en el
matrimonio también inconscientemente hace lo mismo.
Todo eso son situaciones hereditarias que
inconscientemente muchas veces estamos cometiendo, errores que lo que hacen es
desgastar la relación y llevarla a una posible ruptura.
Yo creo que cuando decidiste
casarte, no pensaste en que pronto te ibas a separar de esa persona, al
contrario el día que te casaste prometiste estar con ella o con el hasta que la
muerte los separe. Y es que el amor antes del matrimonio es de en sueño, pero
personalmente creo que el verdadero amor se demuestra en el
matrimonio y no antes del matrimonio. Amar y comprender a una persona que solo
vez por momentos en el día es fácil y eso es lo que pasa en el noviazgo, pero
en el matrimonio tienes que amar y comprender a una personas que pasara a tu
lado los 365 días del año, ahí conoces a esa personas a totalidad, facetas de
el o ella que no conocías o por lo menos no te había mostrado, y en cuanto a
eso tienes que saber anteponer tu amor por esa persona, antes de la critica o
el juicio descabellado.
Hay parejas que pelean hasta por
lo mas mínimo, porque quizá no apago la luz de la habitación, porque quizá no
cerro la puerta del baño, quizá porque hizo desaparecer la pasta de dientes o
porque deja tirada la ropa en cualquier lugar y no en la canasta de la ropa
sucia. Todo eso son cosas insignificantes que no tendrían que provocar una
pelea, pero muchas veces nuestra poca tolerancia hace que estallemos y digamos
cosas que no teníamos que decir y todo por algo tan simple y sencillo como los
ejemplos que anteriormente señale.
Matrimonios que me leen en esta
hora, a conciencia respóndanse esta pregunta: ¿Crees que vale la pena
pelear por cosas insignificantes?, ¿Crees que ayudara levantar tu voz y decir
palabras discriminativas hacia tu pareja?, Sinceramente dime tu: ¿Crees que te
traerá algún beneficio pelear recurridamente?, personalmente creo que lejos de
traer un beneficio a trae un ambiente negativo en el hogar, tu esposo o esposa
por mucho que te ame no soportara vivir todo el tiempo en continuas
discusiones, por tal razón es necesario muchas veces autoevaluarse como pareja
y hablar pasivamente de las cosas que no nos parecen o de las cuales
deberíamos mejorar.
La Biblia dice en Proverbios 10:
19 “En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios
es prudente”. Sin lugar a dudas muchas veces necesitamos frenar nuestros labios
para no decir muchas palabras que luego nos causaran roces y conflictos
matrimoniales.
¿CÓMO EVITAR PELEAR POR CUALQUIER
COSA?
No hay nada que justifique el
hecho de pelear o discutir de mala manera en una relación de matrimonio. Las
discusiones aunque no las podemos evitar, si podemos evitar llegar a extremos
que puedan causar daño emocional. Por tal razón quiero darte algunas
recomendaciones que te pueden ayudar a no enojarte y pelear por cualquier cosa
en tu matrimonio:
1. Que tu enojo no dure demasiado: Es
inevitable no enojarse, además también es algo normal como humanos que
somos, la pregunta seria: ¿Es malo enojarse?, la verdad es que
no es malo y es una reacción humana como cualquier otra, pero motivada por un
descontento, la Biblia dice en Efesios 4:26: “Airaos, pero no pequéis; no
se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Lo cual es obvio que enojarse no
es malo, pero las reacciones que ese enojo puede provocar si pueden ser
perjudiciales para tu matrimonio. Por lo que Pablo recomienda a los de Efeso: “no
se ponga el sol sobre vuestro enojo”, en pocas palabras y traducido a nuestro
lenguaje cotidiano seria: “enojense pero no cometan locuras, también que su
enojo no perdure mucho tiempo”. Si algo debemos estar consientes es que no
podemos evitar enojarnos en algún momento, pero si tienes que tener el control
de ese enojo como para evitar llegar a limites dañinos.
2. Desarrolla paciencia en tu
vida: Si lo sé, como que la palabra paciencia no es muy compatible con
nuestro carácter, pero no lo digo yo, lo dice la Biblia. Efesios 4:2 dice: “con
toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los
otros en amor”. Y es que esa es la palabra perfecta para tener paciencia: AMOR.
Mientras en tu vida no exista el amor es difícil soportar con paciencia las
acciones que no te agradan. Como pareja debemos amarnos y aceptarnos con
nuestras virtudes y defectos, tenemos que aprender a vivir con las
imperfecciones de nuestra pareja y nuestra pareja con las nuestras, por tal
razón el amor es muy importante para desarrollar paciencia en nuestra vida.
3. Aprende a quedarte callado(a): Hay
momentos en donde es mejor no hablar, por tal razón es necesario aprender a
quedarse callado cuando vas a pronunciar un comentario que sabes muy bien que
desatara una discusión. A veces el evitarnos de decir algo puede ser más
provechoso que decir lo que pensamos sin analizarlo. Proverbios 17:27 y 28 nos
da una lección sobre este punto: “El que ahorra sus palabras tiene
sabiduría; De espíritu prudente es el hombre entendido. Aun el necio, cuando
calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido”. Creo que
mas claro no puede estar, no tengo más que decir después de leer esos versos de
Proverbios.
4. Por ultimo, Pon en práctica el
amor que un día le declaraste: Es difícil de asimilar, pero el problema de
las discusiones o peleas constantes no existiera si el amor que un
día se juraron estuviera presente constantemente en su relación. Y es que se
nos olvida que el amor todo lo soporta, no hace nada indebido, no se irrita (1
Corintios 13), pues lastimosamente muchas veces hacemos lo contrario. Pienso
que si el amor del uno hacia el otro se mantuviera pese a cualquier cosa, fuera
una herramientas que nos ayudaría a comprender y tratar de ayudar a nuestra
pareja para no caer en errores que nos pueden causar discutir. Con esto no digo
que no se amen, sino que muchas veces nos olvidamos que si estamos juntos y nos
casamos es porque nos amamos y ese amor con el que un día decidimos pasar el
resto de nuestra vida juntos es el que tendría que motivarnos a evitar
episodios grises en nuestra relación matrimonial.
Amados, ningún matrimonio es
perfecto, pero eso no es excusa para tratar de buscar la perfección. Cada
uno de nosotros somos capaces de mantener un matrimonio saludable, de aprender
cada día a tratar mejor a nuestro cónyuge, el hecho de tener muchos años,
décadas quizá de matrimonio no quiere decir que no puedas aprender algo nuevo
cada día. Si tan solo nuestro corazón fuera humilde para reconocer que muchas
veces se nos olvida que el amor es el centro de nuestra relación, creo que
nuestro matrimonio aunque no fuera perfecto, pero si estaría muy bien
encaminado y glorificando a nuestro Señor.
Evitemos caer en el juego del
enemigo, en el que su episodio preferido es ver como los matrimonios pelean por
cosas tan insignificantes sin obtener ningún beneficio de ello.
Tratemos cada día de amar a
nuestra pareja de la misma forma que el amor de Dios y su misericordia es para
con nosotros, esto es: NUEVA CADA MAÑANA.
Que nuestro amor por nuestra
pareja sea nuevo cada mañana y que la amemos con el mismo o aun mayor amor con
el que el día de nuestra boda le declaramos.
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